Gapoure tuvo una gran suerte, el territorio era pequeño, pero también una gran maldición: 'hacer todo lo que no hagan' (si pesáramos los kgs de los diversos todos, veríamos que es muuuuuucho). Claro con tanto esfuerzo Gapoure murió.
Singapoure.
Solo me costo 5 minutos desprenderme de los prejuicios que siempre me acompañan cuando veo rascacielos. Ya están construidos, por mucho que no me gusten, ya están ahí... No me gustan? Mentira! Me encanto el no ruido del metro, la puntualidad del transporte, la no basura a doquier, el ingles nativo de los habitantes, la litle India, limpia y reluciente (todavía me pregunto si para ellos es un sacrifico inhumano o lo llevan bien). Me quede atrapada con la superficalidad que desprende todo el mundo con su iphone o mac, con la brutalidad de los centros comerciales abiertos 24 h, con el precio de 45 € por dormir en una habitación sin ventana ni baño. Creo que soy masoquista, lo confieso. Pero a pesar de todo eso me gusto mucho. Todo funciona. De nuevo ese cosmopolitismo sincero: comiendo en un local indio, en el barrio de arquitectura turca, delante de una mezquita preciosa y gigante, hablando con un árabe (con su vestimenta tradicional) sobre lo mucho que me ha costado encontrar la piedra de sal que hace de desodorante natural (una de las mejores cosas de mi mochila de 12 kg.), mientras su mujer japo nos mira y el chino del cochazo busca aparcamiento.
Con Gapoure no solo pasé tres días buenos, aunque bastante acatarrada con un resfriado de rica (sino fuera en avión no me atacaría su aire acondicionado) y pobre a la vez (dormir en el banco del aeropuerto es bastante estresante). Un resfriado vinculado a despedidas, Singapoure me ha ayudado a reconectar conmigo, a entrar a la segunda fase del viaje, abandonando la primaria y entro en plena adolescencia, 4 meses de ruta! Y como buena adolescente, mi cuerpo me pide aventura...
Tome la gran decisión: no podía abandonar el país que me ha regalado volver a enamorarme, de esa forma tan repentina y ruin, por 200 rp, sí, soy pirata, pero de otros mares. Os escribo desde el aeropuerto de Yakarta, después de 8 h de vuelo interno llegaré a Papua, una de las últimas fronteras de nuestro planeta. Vamos, que si aquí tiro al mar un mensaje en una botella, es mas probable que se lo encuentre Harry el extraterrestre que Juanito (el de los palotes, no nos confundamos!)
PS. sabes lo que eso quiere decir? Así, de entrada, trekking de 7 días selváticos, así de salida... (a ver si salgo!).