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Vacaciones dentro de las vacaciones. Cuántas veces me habrá llegado a los oidos esta frase desde que volví hace una semana. Pero en realidad, yo no estaba de veraneo, mi viaje se convirtió en mi forma de vida. Una forma de vida quizás complicada de lo áltamente práctica que llegaba a ser (que incongruencia).

Por eso, llegados a este punto, sería extraño no hablar de mi mochila.  Por algunos comentarios de amigos, mi viaje más allá de la ya conocida "envidia sana", aporta mucha inspiración. La inspiración es buena, como primer punto de partida, pero la experiencia de otros viajeros es esencial. Y sobretodo a lo que equipaje se refiere.

Por suerte nunca he sido una chica con muchos zapatos, cremas, accesorios varios para los pelos y la vida diaria. Y eso ha jugado claramente a mi favor. He podido meterlo todo en una mochila de 37 litros. Una mochila que ha pesado entre 10 y 12 kgs, que incluso ha hecho alucinar a viajeros ya consolidados. Era perfecta, algunas veces demasiado petada, cosa que me ha hecho ir sacrificando cosas de forma periódica, pero que al final lo he ido agradeciendo, y que no he tenido que embarcar la mayoría de veces. De hecho, para los viajes en autobús ha sido mucho mejor!  A pesar de mi obsesión por el peso, durante el viaje no he podido reprimir coger y recoger libros que se iban cruzando conmigo en el camino.

Por suerte, hoy ya ha llegado el paquete con todos los libros que envié (en el trayecto de vuelta no cabía ni uno). De entre esos libros, está la Lonely Planet del Sudeste Asiático a partes y descuartizada. "Cómo pude romper un libro? Iré al infierno? Me van a quemar unos usuarios de biblioteca con gafas? No, tranquila, con la Lonely Planet eso no pasa, puedes descuartizarla sin complejos, ya no es la biblia del viajero".

Durante el viaje después de muchos meses, la relación que mantienes con tu maleta es muy especial (incluso cuando huele a aceite de comida xungo porque no sabes al lado de qué la han puesto en aquél autobús de 13 horas). Es como tu casa, me encantaba llegar a los sitios y abrirla y esparcirlo todo (dicen que es muy propio de las mujeres viajeras). Me gustaba poner todos los libros juntos como si me hubiera leido un "manual de cómo sentirte en una especie de hogar en 3 segundos". Me he pasado muchas horas haciendo y deshaciéndola, quizás demasiadas.

Bueno, para aquellos que ahora leen por curiosidad o porque están inspirándose, aquí empieza el estriptis!

Bolsa botiquín: medicación malaria (malarone) - no sé qué tendrán estas pastillas pero son super caras, por suerte, el mes que me fui era el último que estaban subvencionadas por la Seg. Social, a diferencia de casi todos los países europeos, ah, nunca las usé-, antibiótico de amplio espectro (amoxicilina), antidiarreico (fortasec), un termómetro (mejor digital, aunque sea caro), pastillas para potabilizar el agua, ibuprofeno, compuestos rehidratantes para diarreas (Sueroral), antihistamínico local- crema (Claral), colirio, crema para herpes, pastillas naturales para defecar (Fave de Fuca), y material de curas (esparadrapo, betadine, tiritas etc. este material aumentó bastante después del accidente, me dieron una gran bolsa de plástico en el hospital!)

En general, no he usado casi nada de lo que me llevé, básicamente las Fave de Fuca y la crema del herpes. Pero sí que me hubiera llevado un antibiótico en forma de crema (me lo compré por una picada en Papua que se me infectó y me salió bastante caro).

Bolsa de higiene: champú acondicionador (siempre buscada el 2 en 1 sinó me salían rastas), jabonera con pastilla para lavar la ropa y otro jabón natural para la cara, desodorante piedra de sal (hasta que lo perdí), espejito y pinzas.

Bolsa tecnológica: cable para cargar la cámara, ipod y cable para cargarlo, enchufe universal, pinzas y cuerda para tender la ropa de 12 mts (muy técnico) y linterna de cabeza con 4 pilas de recambio (gran adquisición por el camino, te deja las manos libres para seguir haciendo lo que quieras, la luz se va con frecuencia), mini costurero y dentro de éste muchos muchos imperdibles, para las personas torpes para coser es el gran invento!

Tecnología puntísima: adquirí en Tailandia una tablet Android, pesaba menos que un notebook y a su vez se puede usar como ebook (genial para los trayectos largos, sinó había muchas curvas). Cámara Nikon waterproof y schockproof (no tiene mucho zoom pero la he sumergido conmigo, tanto en las lluvias torrenciales como en las playas tropicales), ipod antiguo de 8GB (indispensable!), una targeta de 32GB que perdí en dos meses.

Rinhonera típica formato viaje para esconder: pasaporte, visa de crédito y de débito y 1000 dólares (para pagar visados, para ir por Birmania o Cambodia o por si me quedaba sin targetas, que pasó, vaya si pasó). Esta rinhonera fue escondida un par de semanas, luego la llevaba dentro de la maleta sin preocupaciones.

Ropa: pantalones largos (eran los de trekking o viajes en autobús/avión, vaya frio que hacía), pantalones muy cortos (para la playa), pantalones hasta las rodillas con bolsillos con cremallera (geniales, me servían tanto para largas caminatas como para entrar a lugares sagrados), camisa extravagante adquirida en el mercadillo de Bangkok de una tela que se seca en 3 segundos y no se arruga, tres camisetas (dos de tiras), dos sujetadores (perdí muchos, los lavas y te los dejas secando, no pienses mal!), 4 bragas,  4 pares de calcetines, calconcillos grandes de Lilo y Stitch que me hacían de pantalones para las piscinas de las aguas termales y de pijama, y camiseta de pijama del conejito de Alicia, un jersey y un chuvasquero.

Cosas sueltas: mosquitera, tapones para los oidos, antifaz, mochila pequeña, mini bolsa waterproof (donde metía la super tecnología punta), funda cubre mochila, cartilla de vacunas, permiso de conducir (no el internacional), 6 fotos de carnet para visados, toalla finísima, cantimplora, una libretita donde apuntaba todo lo que hacía cada día y los contactos de la gente que conocía y otra más grande para escribir o dibujar a mis anchas y un saco de dormir. Ah, lo mejor! una especie de tela grande que era la toalla de playa, a su vez fular de chica interesante, también tapa hombros para zonas recatadas, y sábana o almohada.

Productos de lujo que sólo he usado en ocasiones especiales: pendientes de aro que me regaló mi madre, un pañuelo de seda pequeñito para el cuello o la cabeza, un lápiz de ojos negro, incienso, cacao para los labios, un rotulador con punta de pluma china.

Calzado: chancletas con velcro con suela dura para caminatas y duchas, bambas planas de segunda mano de 2 euros con agujeros en la suela del mercado de Bangkok (comidísimas!! conmigo el 80% del tiempo) y bambas de trekking (supuestamente Waterproof).

Cosas que nunca usé: candados, imperdibles, almohadilla inflable para dormir, medicamentos (que me ha encantado ofrecer a otros viajeros, mosquitera (pero hay que llevarla).

¿Qué creo que es indispensable? Linterna de cabeza, antifaz y tapones (para dormir cerca de perros y gallos) , libros, los besos y abrazos de los tuyos, algo de medicinas (no hace falta ser un exagerado!), navajilla suiza, un buen jabón para la ropa (incluso la jabonera es muy útil!), tampones (que cuestan de encontrar!!), el trapo fular sábana, la funda de la mochila y la cantimplora (así no estás todo el día comprando plástico!).

Aunque en realidad, casi nada, todo lo puedes ir adquiriendo y perdiendo a la vez. Cualquier pregunta a su disposición!

PD. esta foto me encanta, hablando de maletas, así son las cintas del aeropuerto en Wamena, Papua.



 
Querida A.(utora),

me dirijo a ti para sumarme a esas voces de amigos, familiares y conocidos que te llegan durante este viaje para decirte que yo también te envidio mucho. Supongo que no es fácil romper con las estructuras que tan dulcemente te atrapan con candados, esposas y cárceles transparentes a las que día a día estamos acostumbrados. Me impresiona tu valor y decisión de salir con una maleta que pesa de 10 a 11 kg (dependiendo de los libros encontrados por el camino) con una brújula sin norte pero con marcador hacia "lo que el viento te sople". Me ayuda saber que este mundo todavía tiene lugar para personas soñadoras que no se dejan llevar por la dictadura del éxito profesional o el dinero acomulado. Me han contado que antes de partir regalaste, tiraste y reciclaste más de 30 bolsas grandes de basura llenas con "materiales" de tu vida. Me encantaría poder hacerlo un día, espero que no se me pase la vida por delante de los ojos sin cumplir alguno de mis grandes sueños. Te seguiré leyendo y acompañandote a mi manera allá donde estés. Gracias por compartir!
Atentamente,
A.



Querida A.,

no sé quién eres, pero me han gustado mucho tus palabras sinceras. Desde el inicio de mi periplo que gente como tu me han animado con estos mensajes (cosa que también ha hecho más fácil el exhibirme en internet, algo a lo que no estoy acostumbrada). Tampoco he sido tan fuerte, la fuerza sólo la he necesitado para concentrarme al dormir, porque muchas noches había vivido y sentido tanto que me costaba. Siento decirte que no es justo que me envidies o me admires tanto, porque, he vuelto. Ha sido una decisión al estilo corte de cabeza peli Kill Bill: limpia, rápida, técnica y casi indolora (casi). Me he sorprendido a mi misma tomando una decisión tan técnica y mental, despues de dejarme llevar durante meses por mi querido viento.

Desde hace tiempo que hay algo que entendí, la felicidad nunca la vamos a encontrar en el otro lado o en otra persona, sólo la encontraremos dentro de nosotros. Y por eso sé que mi felicidad no pasa por el sufrimiento de otros. Y me había encontrado que en ciertos momentos ya no podía disfrutar al 100 % del viaje porque algunas personas  lo estaban empezando a pasar mal por tenerme tan... lejos (aunque lo gracioso es que, aunque la distancia se acorte físicamente, sigue siendo la misma). "Pero es tu vida" sigue gritando el eco de aquella montaña.  Aquél día podía escuchar lo que la naturaleza me decía, aquél día deseé con toda fuerza que mi cuerpo fuera más grande porque sentía tanta felicidad dentro de mi que pensaba que iba a explotar.

Pero a pesar del tecnicismo de la decisión, quedan cosas muy buenas: momentos inolvidables (en unos días colgaré las fotos que más me gustan) y sobretodo, el qué pasará. Puedo adelantar que como cualquier decisión que tomo desde hace unos años es a muy corto plazo, que este viaje sólo ha sido un aperitivo y que a partir de enero tengo nuevos planes, me espera el mundo.

Ahora sólo quiero sentirme aquí, vivir el presente, sentir que existo y alegrarme sobre el simple hecho de existir. No juzgar, no criticar, respirar y meditar (sin dejar de lado la lista de los sueños, cumplidos y por cumplir).

En breve el recopilatorio de fotos!

Atentamente,
A.

ELLA(s)

10/11/2012

1 Comment

 
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Ya no podía más.  No estaba acostumbrada a pasear por montañas y subir puertos de 2.500 metros con la maleta. Mi trekking necesitaba un descanso. "Yo no quiero ir hasta Angrukk" le dije. Así que allí me quedé. 

Con ello/as. 

Y qué suerte la mía! Ella(s) me hechiza casi sin mirarme.

Mi intuición me asegura que de pequeña tenía una mirada pícara, y que a diferencia de otras niñas, sabía jugar muy bien a las cartas (sus cartas). Ahora ya es toda una mujer. Una mujer de su casa arquitectura champiñon. Una mujer con marido de 35 años, hijo de 6 años y una casa que cuidar. Una mujer hecha y derecha, como tiene que ser a sus ya 22 años. 



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- Oye, pero ella dónde está? 
- Ella, donde siempre. Se suele despertar a las 4.30 de la mañana y nos deja el desayuno preparado antes de ir allí arriba a buscar patatas dulces y verduras para nosotros. Llegará por la tarde! No te preocupes. 
- Vaya, y tu? Tu no vas? 
- Nosotros (ellos) nos quedamos aquí. Además hoy estoy muy ocupado cosiendo mi próximo adorno para la cabeza. 

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Mi nuevo amigo disfruta de una maravillosa vida contemplativa, habla con sus amigos, observamos las nubes. Nos pasamos la mañana comiendo pinans. Una especie de droga al estilo tabaco o alcohol, es decir, una de esas que esta aceptada por la sociedad pero que no deja de ser algo que te cambia un poco el estado. Es una especie de plantas naturales, a mi solo me da efecto de calorcito y algo de explosión de energía bastante momentanea. Eso sí, te deja la boca bien rojita! hahaha (qué cara de drácula!)

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Ella llega cargada, con más de 20 Kg en una bolsa que hacen con raices de los árboles y que se transporta con la cabeza. Parece cansada, pero siempre con una sonrisa en la boca, dispuesta a jugar a volleyball con la comunidad. Es una mujer muy fuerte. Cuchichea con sus amigas, tiene tiempo para cocinar, para ponerse guapa, para jugar como una guerrera y para mantener a toda su familia. Hará la cena para 8 personas sin que nadie le ayude en absoluto. 

Cuando su marido muera que morirá antes que ella, ella tendrá que cortarse un dedo, o cuando mueran sus padres, sus tios o algun ser querido. Pero la belleza en la mirada nadie se la puede cortar.

Para cuando vamos a abandonar la esclavitud? Sea en las montañas de Papua o en la cola del Mango para adquirir las ultimas botas con tacón. Deseo que algun dia realmente llegue un poco de equilibrio. Un poco.


Primera y tercera foto de mi compi de los calcetines, Miguel. Gracias!
Las chicas de las dos fotos últimas son del Couchsurfing: surfear en los sofas de la gente, cómo viajar de una forma muy muy responsable.
 
Y el viaje no podía tomar mejor color. Color Papuense. Papua, otro de esos nombres que puedes tatuarte en alguna parte del cuerpo he incluso crearía tendencia. Ir a esta frontera del planeta ha sido mejor que cualquier viaje cósmico, estelar o estratosférico. En Papua he estado acompañada por Miguel, un viajero mundis (toma concepto!) con una sed insaciable energetica de aventura, y con unas gigantes gafas transparentes que le permiten ver el mundo desde una perspectiva casi en peligro de extinción: positiva, colorida y llena de detalles. 

Pero para quitarle sentimentalismo al post, tengo que confesar que las relaciones que se crean cuando viajas solo/a con otro compañero/a es casi casi como la que tiene un mochilero/a con sus calcetines: día tras día te acompañan, les coges cariño, hasta que un día empiezan a caminar solos y entonces es cuando es el momento de hacerles un buen lavado, cambio de compañero/a... (es decir, llegó el cambio de calcetines). 

La intensidad papuense no es comparable a ningún otro lugar donde haya estado hasta ahora. ¿Cómo se puede estar en Asia y sentirse en el África subsahariana? Aquí los asiáticos tienen la piel negra, el pelo rizado estilo rastas, y en general, todos los rasgos característicos. ¿Por qué en esta zona del mundo son así? Que sepáis que queda abierta la posibilidad de hacer comentarios con teorías locas al respecto.

Durante estos días en Papua he basado mi existencia en la cara y en la cruz o en la noche y en el día, como se prefiera. He estado haciendo couchsurfing, y a la vez un trekking cañero de casi una semana por el Baliem Valley. Las chicas del couchsurfing han cocinado para nostoros, nos han dado amor, colchones, sonrisas, moto, calor, lavados de ropa, paciencia y duchas calientes. El trekking, camaradas, a pesar de que la comodidad pasó de 5 a ninguna estrella (sin ducha durante todos los días, durmiendo en el suelo, cogiendo alguna que otra chinche de cerdo, cruzar ríos y cascadas -sin botas de trekking- y perdernos por la montaña en casi plena noche) ha sido el mejor festival de los sentidos que haya visitado jamás. 

Mi tacto ha tocado barro (en las caídas), hojas adinosauriadas, plumas tribales colocadas en las cabezas de los locales.
Mi olfato se despertaba con olor a lluvia, qué fresca, qué buena, olor a hierba, a fuego dentro de las casas. 
Mis papilas gustativas degustaban cada día el mismo estilo de patata dulce hecha al fuego como si fuera la primera vez, acompañada de agua también con regustín a llama.
Mis oídos se han deleitado con los sonidos de insectos, pájaros, cantos tribales y sobretodo, la música de la fuerza del agua en las montañas, ya sea en forma de río, cascada o riachuelo. 

Y mi vista... comprobarlo vosotros mismos. 




No hay que saltarse el pequenyo detalle de la calabaza: se llama KOTEKA. Y asi van algunos mayores por las montanyas, jersey natural color piel, botas adaptadas al entorno y una calabaza especial que cubre el tema.
Asi son los pueblos que te vas cruzando durante el trekking
Esta foto se tomo al dia siguiente de la noche que nos perdimos en medio de una zona bastante selvática. Por suerte vimos a un señor que nos llevó a su aldea. Ellos tenían un Kantor (una casita oficina) que tuvieron que abrir reventando el candado con un hierro. Nos dijeron que eramos los primeros turistas en ir alli (y me lo creo). Despues de llegar asustados (al menos yo) y reventados, el pueblo entero, con algunas linternas se sentaron en el suelo con nosotros, alrededor mirandonos durante varias horas, y manteniendo conversaciones un poco de Epi y Blas. Qué bien me lo pasé!
Esta foto la saqué el día que me quede en una village porque no me apetecía seguir haciendo trekking. Y fue casi lo mejor de todo! Ver cómo viven de primera mano. Aquí estoy haciendo una pausa en el partido de volley. Que fuerza en la mirada, no? Las nubes de atrás pertenecen a la climatología constante.
 
Gapoure es el gran jefe de en un país diminuto situado en el centro de un continente extremadamente diverso, activo e improvisador. Gapoure es tan consciente de esa locura, desordenada y a su vez mágica, que no sabía qué inventarse para destacar entre tanto gigante. Después de pensar profundamente tomó la gran decisión: haré todo aquello que el resto de países no hacen y aunque no tenga volcanes, orangutanes, lagos de ensueño, montañas, tribus o dragones, conseguiré que mi país no solo sea un puntito para el que me quiera encontrar en el mapa sino un puntazo para el que me quiera conocer in situ.

Gapoure tuvo una gran suerte, el territorio era pequeño, pero también una gran maldición: 'hacer todo lo que no hagan' (si pesáramos los kgs de los diversos todos, veríamos que es muuuuuucho). Claro con tanto esfuerzo Gapoure murió.

Singapoure.

Solo me costo 5 minutos desprenderme de los prejuicios que siempre me acompañan cuando veo rascacielos. Ya están construidos, por mucho que no me gusten, ya están ahí... No me gustan? Mentira! Me encanto el no ruido del metro, la puntualidad del transporte, la no basura a doquier, el ingles nativo de los habitantes, la litle India, limpia y reluciente (todavía me pregunto si para ellos es un sacrifico inhumano o lo llevan bien). Me quede atrapada con la superficalidad que desprende todo el mundo con su iphone o mac, con la brutalidad de los centros comerciales abiertos 24 h, con el precio de 45 € por dormir en una habitación sin ventana ni baño. Creo que soy masoquista, lo confieso. Pero a  pesar de todo eso me gusto mucho. Todo funciona. De nuevo ese cosmopolitismo sincero: comiendo en un local indio, en el barrio de arquitectura turca, delante de una mezquita preciosa y gigante, hablando con un árabe (con su vestimenta tradicional) sobre lo mucho que me ha costado encontrar la piedra de sal que hace de desodorante natural (una de las mejores cosas de mi mochila de 12 kg.), mientras su mujer japo nos mira y el chino del cochazo busca aparcamiento.
 
Con Gapoure no solo pasé tres días buenos, aunque bastante acatarrada con un  resfriado de rica (sino fuera en avión no me atacaría su aire acondicionado) y pobre a la vez (dormir en el banco del aeropuerto es bastante estresante). Un resfriado vinculado a despedidas, Singapoure me ha ayudado a reconectar conmigo, a entrar a la segunda fase del viaje, abandonando la primaria y entro en plena adolescencia, 4 meses de ruta! Y como buena adolescente, mi cuerpo me pide aventura...

Tome la gran decisión: no podía abandonar el país que me ha regalado volver a enamorarme, de esa forma tan repentina y ruin, por 200 rp, sí, soy pirata, pero de otros mares. Os escribo desde el aeropuerto de Yakarta, después de 8 h de vuelo interno  llegaré a Papua, una de las últimas fronteras de nuestro planeta. Vamos, que si aquí tiro al mar un mensaje en una botella, es mas probable que se lo encuentre Harry el extraterrestre que Juanito (el de los palotes, no nos confundamos!)

PS. sabes lo que eso quiere decir? Así, de entrada, trekking de 7 días selváticos, así de salida... (a ver si salgo!).
 
Cruzar Sulawesi ha sido como un reto que te pone a prueba. Pero llegar hasta Manado (ciudad grande del norte) tenía sobretodo un objetivo: ir a la Oficina de Inmigración (Kantor Imigrasi) para extender la visa. Dos meses no son suficiente para impregnarse de todo lo que constituye Indonesia: sus contradicciones y su belleza excepcional.

Sorprendentemente en el Kantor Imigrasi, todos visten de militares. La señora del mostrador dice que para este tipo de visa, tengo que pagar 25 € y necesito un sponsor. Dícese sponsor de aquél que vive en la ciudad de Manado y viene con su DNI a firmar un papel que expone que tenemos medios suficientes para viajar (papeleo puro). ¿Supongo que tenéis un amigo en Manado, no? Pues no. Las únicas personas que conozco aquí son dos chicas de 17 aňos, con las cuales mantengo una relación intensa exclusivamente por sms.

La militar nos dice que ella nos puede ayudar, conoce a alguien que “prestaría sus servicios” pero que primero tengo que tener el ticket de salida del país. Bien, busco internet: billete barato, Jakarta-Singapoure por 20$. Por el camino diviso una agencia para turistas. El señor nos dice que él nos lo puede hacer todo por 15 euros/persona. (Genial, pero primero intento hacerlo yo y separarme lo mínimo de mi pasaporte).


Al día siguiente, de nuevo con la militar: - aquí tienes, vuelos, pasaportes, fotocopias… pero no amigo. Ella me da el teléfono del amigo invisible. El seňor dice que su amistad cuesta 50 €/pers (toma!) pero conseguimos que baje a 30 €
/pers. No nos interesa. Le pregunto a la funcionaria si no tiene un amigo más barato. Me dice, espera, que conozco un muy nice man. Hablo con él por teléfono pero no me da el precio de su amistad. Dice que viene directamente. Mientras le espero le compro unas chips (cortesía de la casa, realmente tiene que ser un majete, viene… gratis…).

Resulta que después de mucha discusión, su amistad cuesta 20€/pers (para que os hagáis una idea, es una noche de hotel bueno con agua caliente, aire acondicionado y tele). Yo no doy crédito, vamos a pagar ya 25 por la transacción, saben que nos hemos comprador un vuelo que no vamos a usar y además piden dinero corrupto. El chico resulta que está en la Universidad estudiando Turismo, y que hizo sus prácticas en esta oficina, y que nosotros somos sus primeros “amigos”. Le digo, bueno, pues para tus primeros “clientes” no vas a hacer un precio especial? NO. A mi me hierve la sangre, pero educadamente le digo, que espero que en la Universidad aprenda otro tipo de cosas. (Pobre, quién le presiona es la militar, que también se llevaría parte del pastel).

Bueno, he tomado una decisión. Tengo un as en la manga, la agencia me lo hace por 15€ y más que nada, no me da la gana seguir el juego a un estudiante de turismo que empieza prontito dedicándose al dinero fácil.

Necesito tu opinión, ¿tu qué hubieras hecho? Unos indonesios de la calle nos cuentan que no nos pedían casi nada, que es el sistema. Y tu??

De vuelta al centro, a la agencia, resulta que el tío ha arrancado el papel donde ponía que ofrecía este servicio, y nos dice que ya no lo hace. ¿¡QUÉ?! Nos explica un rollo, da igual.

De repente todos mis planes cambian. Me voy al aeropuerto a preguntar por vuelos, para calmar la rabia y la sed, entro en un KFC. Yo no sé a qué juego. ¿Realmente pretendo cambiar el mundo? Y si es mi intención, ¿por qué luego soy capaz de repartir parte de esos 20€ que no he querido pagar en manzanas que vienen de Sudáfrica o en una bebida de una multinacional chunga?

Sacrifico Indonesia, bucear con tortugas y tiburones ballenas en uno de los mejores sitios del mundo, ir a su isla de Papua, donde hay culturas alucinantes, por una ¿causa? Ellos seguirán siendo corruptos con o sin mi.

Bueno, os escribo antes de irme al aeropuerto que me llevará a la capital donde una vez allí decidiré mi próximo destino: Singapoure? Filipinas? Australia? De vuelta a Bangkok? Tengo 3 días para abandonar el pais.


 
No sé  cuando empezó el viaje. 
No sé si ya ha empezado. 
Cómo se termina algo que nunca empezó porque siempre ha existido?
Viajar dentro del viaje. Viajan mis glóbulos, viajan mis pensamientos, viaja mi cuerpo, viaja mi edad.

AMNESIA TEMPORAL

... recuerdo la última vez que me corte el pelo con las tijeras de la navaja suiza
... no recuerdo la última vez que me duche con agua caliente
... recuerdo la última vez que viaje en un camión con mucha gente
... no recuerdo la última vez que me levante sin sonreír. 

CONVERSACIONES I: en el hall del Aeropuerto Vida 

- Para entrar, necesitamos su ticket de salida. 
- Cómo puedo tener un ticket de salida, sino sé  como ni cuando voy a salir. Y si la salida me pilla desprevenida? no puedo planearlo. 
- Entonces no le dejamos entrar, no hay viaje.
- Bien, compro mi ticket de caducidad. Aunque sea para enganyarte.




 
Me he dado cuenta de que escribo mucho sobre pensamientos y sensaciones, pero no explico lo que hago. Así que allá voy! Quizás te preguntes, donde andará Adri metida? Te lo preguntes o no...

Estoy en Sulawesi, una Isla (es un lugar tan grande, que tiene que ir con mayúsculas) al norte este de Indonesia.

Decidme si estoy loca, pero nunca os habéis enamorado de un lugar sólo por el nombre? Ciudades como Camaguey (Cuba) o Mandalay (Birmania) o la Isla donde estoy... Sulawesi. El nombre ya me indicaba que sería un lugar con mucha magía. Y si además lo buscas en el mapa: mare meva! Qué paranoia, me recuerda a una especie de pulpo sin cabeza (complicado para un cefalópodo, así que prefiero pensar que es un escorpión con familiares octópodos lejanos).

Para llegar a Sulawesi, desde Lombock, fue largo y duro. Pero cualquier esfuerzo (primera parte del viaje: bus 4h + barco 2h + bus 3h+ barco 8h sí, has leido bien)  se ve en seguida ultra recompensado. En el centro de Sulawesi hay una zona que se llama Tana Toraja, un pueblo con unas tradiciones medio animistas y cristianas super arraigadas. Las "casualidades" de la vida me llevaron a conocer a Adam y Marcelo (grandes viajeros) que, entre otras muchas cosas, me hablaron de Merda (sí, es el nombre de una mujer).

Ay, tengo que tener cuidado con lo que voy deseando, que uno a uno se van cumpliendo... La cuestión es que hacia tiempo que quería probar eso del WWOOFING, y ella era el enlace. Me bajo en el bus a las 5 de la mañana en el pueblo que me indica y voy a una casa. Un jovenzuelo me espera y sin mediar palabras me muestra una habitación. Amigos, no sé dónde estoy, pero estoy reventada. Como no sé si tengo que empezar a trabajar ya o no, decido que lo mejor es ponerme a dormir un poco (a ver si el sueño me da la respuesta). Al despertarme e ir a la cocina me doy cuenta que estoy en casa de Merda. Me explica que el WWOOFING lo empiezo por la tarde con una família que vive en las montañas con lo básico.

Foto: la casa tipica Toraja por detrás, cuernos de búfalos. Segunda foto: la cocina.


Me salto la amabilidad de Merda para explicaros mi experiencia. Con la familia el trabajo consistió en coger unas hojas (nada, 20 minutitos) para hacer comida para los cerdos y al día siguiente despertarme a las 6h para hacer el fuego y cocinarla (osea, que Merda se va y yo duermo allí). Vamos! ni en un restaurante estrella michelin! Nada de pienso xungo... aquí todo cocinadito con amor. Gebi, la peque de la familia me tiene encandilada (creo que es recíproco).
Pero amigos, que bonito, estar con esa familia. Todos viven juntos, 3 generaciones (abuelos, niños, padres, cuñados, suegros, cerdos, gallinas, risas...). Que tranquilidad y armonía. Son todos muy amables y atentos. Mucho calor humano con una simplicidad excepcional.

Preparan cerdo al fuego para la cena (no soy nada fan de la carne, pero hay que integrarse). A comer con las manos, en la no mesa del suelo, y a dormir como ellos. Las miradas y las sonrisas sinceras bastan para una comunicación fluidisima (bueno, justo la foto me cogió cuando ponia mi cara de póker).
Mi vejiga me despierta a las 4. Uff, el té tan rico de ayer con sabor a fuego (el mejor de mi vida) me está pasando factura. No sé qué hacer, ir al lavabo implica: salir de la habitación con un suelo crujiente (y despertar a todo el mundo), buscar los zapatos a oscuras, bajar de la casa e ir a la interperie, intentar que los perros y varios animales no se pongan nerviosos, y visitar el "lavabo" mas bizarro que he visto nunca (quien quiera descripción, que pregunte, no tengo foto, por si la cámara se asustaba). Decido esperar (uff...). Para mi sorpresa a las 5h los niños ya están despiertos. Claro, por eso a las 12 ya han vuelto del cole y tienen todo el dia para ayudar en casa. Un sistema imposible en occidente.

Preparamos el gran fuego, la olla y hacemos la comida para los animales. Y luego a desayunar, qué buenas las magdalenas y el zumo de naranja recién exprimido! (sabe a... cerdo con arroz! el mismo de anoche). Sí amigos, desayuno para estómagos a prueba de bombas (joe, que expresión más gráfica!).
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ola
Merda viene a recogerme y me quiere llevar a una boda...Os pongo fotos de los novios y los invitados. Qué bien me lo pasé en la boda, aunque me supo un poco mal por los novios, casi le quitamos el protagonismo! Bules (guiris!) en nuestra boda, missis missis foto foto!!!
 
Me pregunto si mi amigo vienés Wittgenstein habló también alguna vez de la fuerza oculta del lenguaje en su Tractatus lógico-philosophicus (ay, siempre me gustó este título para un libro).

A menudo decimos, "no tengo palabras para describir" pero en verdad las palabras, sobretodo las extra-intencionadas pueden llegar a rincones interiores insospechados. Algunas aterrizan como flechas, envenenadas.

Pues sí, te doy la razón, soy "una mocica vieja" (si es que el palabreo andaluz tiene expresiones que aciertan en todo). Mírame con 29 años y sin previsión de levantar un imperio familiar y/o económico. Sin pareja, sin planes (y si tengo alguno, sólo me sirve para no cumplirlo), sin trabajo y sin buscar. Raro en mi todo esto, pero lo reconozco, estoy más fuera de juego que nunca. No obstante, lo disfruto como una campeona. Lo que hay fuera del juego es intenso y divertido. Más que nada porque el juego ya no parece divertido, y en las zonas de seguridad (casilla) ya no se puede gritar con esa felicidad SAAALVEEE. Espero que no forme todo parte de un plan maligno del Señor Quierocontrolarhastalarespiracióndeloshabitantes.

Viajando por esta zona ahorro más que si viviera en Barcelona, pero también tengo que aprender a vivir sólo con los 10kg que hay en mi maleta, con las duchas frias, con la ropa lavada a mano (joe, que nunca huele bien!) con los animales varios de ocho patitas, como las hormigas fire que ahora mismo han caido del árbol por una ráfaga de viento (y entiendo por qué se llaman así, el mordisco me ha quemado!). Y sobretodo aprender a vivir conmigo y mi exigente interior. Desde que juego fuera de juego que mi gran plan es vivir el presente y estar atenta a cada momento.

Quien bien me conozca sabe que no me gustan los libros de autoayuda (o cerca del mundillo ese), ni los que no dicen que lo son pero tienen ese aire paulo coelhiano insoportable. Pero "el poder del ahora" de E. Tolle es uno de los mejores libros que me he leido (exceptuando el mundo de los cuentos, claro). Sí, ya lo he dicho y no me ha pasado nada.
Danke S.

PS. ahora que hablo de literatura y maravillosos cuentos os voy a contar un secreto, en mi viaje me he encontrado al Principito, y no solo hay uno, incluso hay Principitas, niños que se han caido de un planeta bello y han aterrizado en este, y por consiguiente, no tienen elección como yo , sí o sí les toca jugar fuera de juego.

 
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Y resulta que estoy en una zona megadiversa (según la wikipedia). Sí, sí estoy en uno de los 17 paises denominados así, nada de 'bastante' diversa o 'súper' diversa, sinó MEGAdiversa.

Que alucinante que todo se pueda englobar en un solo nombre: Indonesia (del latín Indus -India- y del griego nesos -isla-). Ya solo el origen del nombre contiene una bonita mezcla (aunque con gusto agridulce colonialista).

Y supongo que de forma inconsciente el egocentrismo inherente del ser humano no ha querido quedarse atrás. Me siento como una antropóloga en su salsa.

Mi primer destino fue Bukit Lawang (el único sitio donde aún se pueden ver orangutanes no en captividad en la selva), en el norte de Sumatra. Allí son todos musulmanes. Cada día, a diversas horas del dia se podía escuchar los altavoces de la mezquita: ahaaaasalaaaaaaammmm. Y todas las mujeres con burka, incluso algunas con el integral. Tienen que tener voluntad de hierro para estar en una selva tropical, con calor tropical, sin poderte bañar en los bellísimos rios o cascadas (mirar foto).

A 50 km me dirijí a Lake Toba, y toda la cosmología religiosa hizo un giro de 360 grados. Iglesias cristianas ayuguradas (no sé describirlas mejor) a doquier.  Sonidos de campanas. Me llamó la atención que sólo se veían imágenes del gran conocido Cristo del Buen Rollo, el que sonrie o vuela en las nubes; nada de espinas o sufrimiento crucificado.

Y ahora estoy en Bali (otra isla más al este) y pum! explosión de colores! Bienvenidos al hinduismo! Definitivamente es con la que me quedo. Esta religión huele a incienso bueno, se celebra en lugares sagrados abiertos a todos cerca de árboles y cascadas que te quitan el aliento. Ellos rezan y no te dicen nada (no quiero saber que le dicen a una mujer occidental si entra en medio de una sesión en la mezquita... las mujeres se sitúan detras de unas cortinas separadas de los hombres). En el hinduismo no sientes la frialdad de una iglesia.

Aunque no todo es happy happy, si tienes la regla no eres propicia para entrar en un lugar hinduista sagrado. Que lo comprueben si se atreven! Da mucho que pensar, o  todas las religiones se han hecho desde la mirada del macho, o las mujeres tienen algo especial que da ... respeto ;-)

Eso sí, nunca se pierde de vista la propia cultura de la región, que diría que incluso es más potente que la propia religión.